EN TIEMPO DE PANDEMIA IV RECUERDOS DE LOS GALAYOS

Recuerdo mi primer contacto con el granito, fue en los Galayos en la sierra de Gredos. Un viaje que hicimos en semana santa, no recuerdo el año, pero seria por el 1983. 
Me acompañaban mis colegas Mateo, Manolo y Don Paco Infer!! Como casi siempre, salimos de Yecla de noche ya cenados y Mateo estuvo conduciendo casi toda la noche, al son de la música que se trajo Don Paco... el último cassette de Michael Jackson "Thriller" que coñazo después de escucharlo veinte veces durante toda la noche... nosotros éramos más de Pink Floyd y Dire Straits.
En Talavera de la Reina nos quedamos sin gasolina y tuvimos que empujar el coche hasta una gasolinera, suerte que estaba abierta... cómo pesaba el viejo Simca 1200 granate, con techo de vinilo negro y a cuantos viajes y sitios chulos nos llevo. 
Ya era más temprano que tarde... cuando llegamos y nos nos acostamos en el parking de la plataforma del Nogal del Barranco. Con las primeras luces de la mañana, preparamos todos los cacharros y comenzamos la marcha por un empinado sendero de unos 7 kilómetros, que nos llevará hasta el refugio Victory. En su cara sur montamos nuestro vivac, rodeado de unas vistas espectaculares de todas las agujas, ese granito teñido de verde, que mezclado con el blanco de los neveros que quedan del cercano invierno crean un ambiente espectacular.
Los Galayos, es un autentico paraíso para la escalada tradicional, infinidad de fisuras limpias sobre aéreos muros harán las delicias de cualquier amante se la verticalidad. La aventura y la diversión están aseguradas si  has elegido los Galayos para tus escaladas. Este majestuoso conjunto de agujas inmerso en la sierra de Gredos, es un auténtico paraíso para la escalada en alta montaña. Puedes  realizar vías en agujas tan emblemáticas como el Torreon, Pequeño Galayo y Gran Galayo, Aguja Negra, Punta Maria Luisa, etc.

La Aguja Maria Luisa y el Torreón, nos dan la bienvenida.


El refugio Victory, que ese puente estaba al completo y tuvimos que acoplarnos es su cara sur bajo las estrellas.


Nuestra primera toma de contacto fue la punta Maria Luisa. Los cuatro nos metimos en la vía Rivas-Acuña donde disfrutamos de esa maravillosa roca, fisuras, diedros, garbancitos y algo de musgo... junto con el escaso equipamiento nos hicieron gozar, pues solo llevábamos un juego de empotradores hexagonales...
La bajada fue algo delicada y un poco expo, con tramos de destrepe hasta llegar al rapel, que si no recuerdo mal se componía de dos buriles con una fina cadena.
 

Mateo, con el juego de empotradores hexagonales...


Recuerdo que esa tarde, después de la típica merienda-cena que soliamos hacer, nos quedamos sin tabaco... y mira si sera fuerte el vicio del fumar, que baje hasta el parking a por un par de paquetes y volví a subir corriendo... hoy llevo más de diez años sin fumarme un cigarrillo y algunas veces mis colegas me recuerdan aquella anécdota cuando me pongo pesadito con lo del no fumar.
Al día siguiente, Mateo y Manolo se fueron hacia la Aguja Negra, nosotros y unos colegas de Madrid que conocimos allí nos fuimos al Pequeño Galayo, para hacer la vía Oeste, otra clásica de la zona para primeros contactos, misma tónica que en la anterior... buena roca, pocos seguros y algo más de ambiente, todo un lujo. 
En la bajada, justo cuando terminas el destrepe encontramos una rimaya de nieve, que creaba un hueco de metro y medio y de una profundidad de tres o cuatro metros, vamos infinita... si te cuelas, sales en Guisando...  



Típicas rimayas...


Esto fue todo, en este emblemática zona donde disfrutamos de otro tipo de escalada, hoy con un buen juego de friends tiene que ser toda una delicia perderse entre sus fisuras... Nada más, a disfrutad.


El refugio Victory, desde el Pequeño Galayo.


Impresionante el conjunto de todas las agujas, foto de Dani Castillo.


Para cuando podamos hacer un futuro viaje, estas son algunas de las vías que me gustaría hacer. 




















 
  

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